Cambio Climático
Ya es un hecho contrastado que la emisión de gases producidos por la combustión de combustibles fósiles, principalmente dióxido de carbono (CO2) y los óxidos de nitrógeno (NOx), está motivando la subida de la temperatura del planeta como consecuencia del efecto invernadero. Otros gases como el metano (CH4) o el vapor de agua (H2O), entre otros, vinculados a la actividad humana, también contribuyen a este efecto.
La radiación solar infrarroja procedente del sol incide en la tierra y penetra en la atmósfera llegando hasta el suelo donde provoca el calentamiento de éste. Este calor vuelve a ser radiado hacia el espacio, pero en este caso cuenta con una diferencia en su naturaleza, al contener una menor energía, hacienda que una parte de esta no sea capaz de volver a atravesar la atmósfera. Esta radiación infrarroja atrapada provoca el aumento de la temperatura de la atmósfera aumentando con ello la temperatura media de la Tierra.
El aumento de la temperatura no sigue una ley lineal, sino que presenta fluctuaciones debidas a la variabilidad natural, siendo la más notable de ellas el fenómeno de El Niño. Desde 1979 la temperatura en la superficie terrestre se ha aumentado aproximadamente 0,15 ºC por decenio.
Terremotos Glaciares
Como consecuencia de la fundición de las zonas polares por el aumento de la temperatura media del planeta, el peso que soporta la corteza terrestre en esa zona varia provocando la aparición de los terremotos glaciares. La corteza terrestre se encuentra en movimiento (tectónica de placas) haciendo que continuamente se generan y anulen grandes fuerzas en su interior. En las zonas donde se encuentran grandes masas heladas, las fuerzas internas se han equilibrado por la presión de estas aglomeraciones. Como consecuencia del deshielo, se produce una disminución en la presión que soporta el suelo por lo que las fuerzas tienden a conseguir un nuevo equilibrio, provocando con ello la aparición de los terremotos glaciares.
Deshielo del mar Ártico entre los años 1979 y 2007...
En Groenlandia, el ritmo de deshielo se ve acelerado como consecuencia de la lubricación que supone el agua dulce derretida, que hace que los bloques helados se desprendan de la masa helada continental y caigan al mar, aproximadamente 240 kilómetros cúbicos de hielo anuales. Si toda la cubierta glaciar de Groenlandia se fundiera, comprende el 8% de las reservas mundiales de agua dulce, entonces el nivel del mar aumentaría 7 metros.
En la Antártida, la temperatura media también está aumentando, después de unos años de enfriamiento, como consecuencia de la recuperación gradual de la capa de ozono, y con ello, la vuelta a las corrientes de aire anulares (jet streams) habituales. Si se derritiese el hielo de la Antártida (91% del total mundial) el nivel de los océanos se elevaría más de 60 metros.
Ya es un hecho contrastado que la emisión de gases producidos por la combustión de combustibles fósiles, principalmente dióxido de carbono (CO2) y los óxidos de nitrógeno (NOx), está motivando la subida de la temperatura del planeta como consecuencia del efecto invernadero. Otros gases como el metano (CH4) o el vapor de agua (H2O), entre otros, vinculados a la actividad humana, también contribuyen a este efecto.
La radiación solar infrarroja procedente del sol incide en la tierra y penetra en la atmósfera llegando hasta el suelo donde provoca el calentamiento de éste. Este calor vuelve a ser radiado hacia el espacio, pero en este caso cuenta con una diferencia en su naturaleza, al contener una menor energía, hacienda que una parte de esta no sea capaz de volver a atravesar la atmósfera. Esta radiación infrarroja atrapada provoca el aumento de la temperatura de la atmósfera aumentando con ello la temperatura media de la Tierra.
El aumento de la temperatura no sigue una ley lineal, sino que presenta fluctuaciones debidas a la variabilidad natural, siendo la más notable de ellas el fenómeno de El Niño. Desde 1979 la temperatura en la superficie terrestre se ha aumentado aproximadamente 0,15 ºC por decenio.
Terremotos Glaciares
Como consecuencia de la fundición de las zonas polares por el aumento de la temperatura media del planeta, el peso que soporta la corteza terrestre en esa zona varia provocando la aparición de los terremotos glaciares. La corteza terrestre se encuentra en movimiento (tectónica de placas) haciendo que continuamente se generan y anulen grandes fuerzas en su interior. En las zonas donde se encuentran grandes masas heladas, las fuerzas internas se han equilibrado por la presión de estas aglomeraciones. Como consecuencia del deshielo, se produce una disminución en la presión que soporta el suelo por lo que las fuerzas tienden a conseguir un nuevo equilibrio, provocando con ello la aparición de los terremotos glaciares.
Deshielo del mar Ártico entre los años 1979 y 2007...
En Groenlandia, el ritmo de deshielo se ve acelerado como consecuencia de la lubricación que supone el agua dulce derretida, que hace que los bloques helados se desprendan de la masa helada continental y caigan al mar, aproximadamente 240 kilómetros cúbicos de hielo anuales. Si toda la cubierta glaciar de Groenlandia se fundiera, comprende el 8% de las reservas mundiales de agua dulce, entonces el nivel del mar aumentaría 7 metros.
En la Antártida, la temperatura media también está aumentando, después de unos años de enfriamiento, como consecuencia de la recuperación gradual de la capa de ozono, y con ello, la vuelta a las corrientes de aire anulares (jet streams) habituales. Si se derritiese el hielo de la Antártida (91% del total mundial) el nivel de los océanos se elevaría más de 60 metros.
Calentamiento de la Antártida…
Terremotos a Nivel Mundial
El análisis de más de 386.000 terremotos registrados en la “US Geological Survey” entre los años demuestra que la energía de estos terremotos ha aumentado cinco veces a partir de 1990. Esto es debido a que la Tierra absorbe más energía del Sol (0’85 megavatios por kilómetro cuadrado), al no ser radiada de nuevo al espacio. Este desequilibrio térmico implica que el calor generado en el interior del planeta no pueda escapar y con ello se sobrecaliente.
A su vez, el ritmo de deshielo de las masas heladas en todo el planeta, incluidos los glaciares y las masas polares, está aumentando de una forma alarmante. Este ritmo seguirá aumentando como consecuencia de la contribución de la aletargada Antártida. Los científicos predicen que hasta un cuarto de los glaciares podrían desaparecer en el año 2050.
El deshielo de las grandes masas de hielo situada en los polos provocará una redistribución de la masa sobre la tierra, variando, con ello, la velocidad de rotación de la Tierra, de una forma más brusca que la actual, y su eje de rotación. El deshielo también ocasiona un aumento en la cantidad de agua líquida dulce en los mares y océanos, modificando la salinidad del agua y su temperatura, por la diferencia de densidad. Esto motiva que las corrientes marinas varíen sus habituales posiciones. A su vez, la influencia de la Luna y el Sol, por su atracción gravitatoria, desplaza también grandes volúmenes de agua en la pleamar o marea alta.
La acumulación de estos factores provocará variaciones de los volúmenes de agua en los mares haciendo que las presiones ejercidas sobre los fondos marinos varíen con respecto a lo habitual. Unido al sobrecalentamiento interior, producirá la ruptura del equilibrio de fuerzas internas de la corteza terrestre. Según ciertas teorías, este desequilibrio de fuerzas provocará la aparición de terremotos en las zonas más sensibles a estos reajustes, las fallas…
Referencias:
http://www.worldwatch.org/node/1673
http://nujournal.net/EarthquakeEnergyRise.pdf